Una parodia complementaria para todo lector crítico del blog del Señor de la Cigoña.

sábado, 10 de septiembre de 2011

09-09-11 Una historia que se repite, gracias a Dios


Bueno, al final de su diatriba antireligiosos que me recuerda a aquella del siglo XIII que tuvo la suerte providencial de contar con el genio de Santo Tomás y San Buenaventura y la santidad de ambos Doctores de la Iglesia para contrarrestarla, el Sr. de la Cigoña ha descubierto que se pueden refundar las distintas fundaciones y que un modo de hacerlo es en lo que antes se llamaba "estricta observancia". Pues sí. Eso es una historia que se repite, pero no ahora, sino que lleva así desde hace muchos siglos en la Iglesia, semper reformanda.

La cagadita cicornia no va por ahí, aunque es normal que con tanto centrarse en el siglo XIX y apasionarse en el XX, desconozca la profundidad de la historia de la Iglesia. La cagadita va por el comentario sobre los jesuitas y la desgraciada habilidad de Tarancón, que por cierto le ha dado pie para toda una serie de tiros en ráfaga a los hijos de San Ignacio aquí y aquí , que no es que no se los hayan merecido, sino que se los han ganado a pulso como los más santos de ellos mismos reconocen. La definición hodierna de la Compañía de Jesús vendría a ser la de "una sociedad sin ley". Pero ocurre que la cigüeña no se para en causas, sino sólo en formas. Por ejemplo, mucho hablar del clerygman del provincial de Loyola, pero nada dice de Munilla acompañando el choteo a la forma extraordinaria a una con los de Loyola. Como siempre, las causas no se ponen a análisis, sólo un grave crotorar que se queda crotorando. 

Vamos a la cagada:

Y es inevitable no recordar la desgraciada intervención del cardenal Tarancón para impedir análoga escisión en la Compañía de Jesús que seguramente habría dado lugar a que hoy existieran numerosos jesuitas fieles al carisma de San Ignacio en lugar de esa permanente sangría ques la actual Compañía.   

Nos caga la torre y nos deja manchados haciendo pensar que Tarancón es el responsable de haber evitado lo que allá por 1969 era más que inevitable: la separación de la Compañía en dos compañías."Dos banderas-fidelidad, desviacionismo progresita- han generado dos filosofías, dos "fes" -dos teologías-, dos Iglesias, dos Compañías" como lo define magistralmente un documento crítico de la época.



Si leemos la historia completa tal como la relata D. Ricardo de la Cierva, que es alguien que conoce muy bien todo el entresijo de la Compañía en ese tiempo y uno de sus más prolíficos historiadores y denunciadores vemos que en realidad la Conferencia Espiscopal Española había mandado a la nunciatura su decisión de aceptar la división de la Compañía como la solución a los males de la misma con 49 obispos a favor, 18 en contra y 5 absteniéndose, pues fue tema que el Papa quiso consultar especialmente a los obispos españoles. Lo tienen todo en su libro Las Puertas del Infierno. La historia de la Iglesia jamás contada. que en la edición que manejo que es la 3ª actualizada, se encuentra al final de la sección cuarta del capítulo 9 bajo el epígrafe de "Documentos reservados del episcopado y los jesuitas sobre la crisis de la orden ignaciana en España". De la Cierva reconoce que Tarancón (seguramente uno de los opositores) ya no podía hacer nada para cambiar ese veredicto, como reconoce que la alerta que se corrió entre los jesuitas "arrupianos" que no querían la división, no podía darse sin venir de Roma . Correspondía pues al Papa la decisión final y como vemos, la lucha de poderes ya no estaba al alcance de los obispos españoles, sino de esa causa que nunca se paran a analizar y que se llama profunda división de la curia romana, cuya manipulación se extendía en la profunda división dentro de las conferencias episcopales y de la misma Iglesia. Así encaja la historia de un Tarancón que deja caer el argumento del miedo que es el definitivo en la decisión papal: "Si la Compañía de Jesús se divide, lo hará también toda la Iglesia de España".

Y ahora viene lo mejor. No creo que el cardenal estuviera mintiendo cuando dijo eso, sino que hablaba con total sinceridad y transmitiendo un miedo común (inducido) a muchos obispos en España. Pues a tal cosa estaban dispuestos a llegar los que aspiran al poder mundanoeclesial, si no lo pueden tener, destruirán al que se opone y hundirán el barco con todos dentro sin mirar a ese Evangelio que dice que casa dividida contra sí no permanecerá. 

El miedo al cisma provocó inevitablemente el mal gobierno que convierte el cisma en criptocisma tal como antes había convertido la herejía en criptoherejía y la disciplina en criptoindisciplina. Tal como en tantos temas, tal como en el tema de la comunión en la mano (cuando tan decidido fue el no a la misma y lo inconsistente de tal concesión), la debilidad de un Pontífice como Pablo VI tiene su peso en la historia. Se hará lo contrario a lo que la mayoría sensata ha aconsejado, a lo que aconseja la prudencia y la preservación de la doctrina y de la misma Compañía de Jesús y se obrará por miedo disimulado en generosidad, paternalismo y no se sabe que cosas más. Esa causa no se quiere ver y el crotorar se queda en lo malo que era Tarancón, que no fue más que un peón con poder, pero peón, de las fuerzas poderosas que se veían en la curia ya desde tiempos de Pio XII. Jugó su papel con un argumento determinado que se sumaría a muchos otros argumentos de la misma índole donde al final toda la responsabilidad cae sobre el que la tiene. El único responsable fue el Papa. Su Santidad Pablo VI y su incapacidad para sobrellevar una curia infiltrada y dividida, que es el verdadero cáncer de la Iglesia y la única oposición a la reforma de la misma como atestigua la historia de la Iglesia. Una curia que sería la causa de la muerte (ya nos enteraremos algún día si directa o indirectamente) de su sucesor y la responsable de haber tolerado y expandido toda la corrupción de avaricia e impureza desde los más altos niveles (con las habituales excepciones que se dan en toda situación) con el mayor o menor acierto de los Pontifíces. 

Una curia muy falta de santos varones y llena de eficientes acomodados que hoy día sigue mostrándose como la piedra de tropiezo de toda ansia de reforma. Pero a eso no se mira ni se estudia, salvo para buscar cardenales de la cuerda y seguir el juego curialcorrupto en que estamos cuan pescadilla que se muerde la cola. 

Santa Catalina de Siena de lectura de cabecera. Hace mucha falta. Sobre todo al Papa, que debe ser el primero de los santos varones. No queremos papas beatos mediáticos o de contento (tenemos ya a Pio IX, Juan XXIII y Juan Pablo II en esta serie que no para), queremos papas de probada santidad que gobiernen la Iglesia como San Pio V y San Pio X y también, porqué no, Pio XII. Queremos príncipes de la Iglesia, no principales. La fama de santidad no depende de la congregación de las causas los santos o de éxitos mediáticos planificados o no, sino de los frutos de los sujetos. Por sus obras los conocereis. Por el control de la Iglesia por la unción sagrada y como esa unción se ve bajar hasta el nivel de parroquia, por ejemplo.

M.D.

1 comentario:

  1. Por haber estado muy cerca de uno de los promotores de la creación de una provincia autónoma dependiente directamente del general, que no es lo mismo que la separacion de la Orden, el P.Jesús Solano, puede decir -porque fui testigo de ello- que de generosidad, nada. Fue destituido fulminantemente de su cargo de Rector de Comillas y traladado a una obscura oricina romana con un secretario (¿vigilante?) donde pasó los últimos años de su vida religiosa. ¿Mensaje mandado a otros religiosos/as con "veleidades" semejantes? Añadiré que cuando se supo lo de la destitución un servidor, que tenía el privilegio de ser dirigido del Padre Solano fue corriendo a visitarle y fue él quien me consoló a mi.
    Por eso, porque las cosas venían de tan arriba y de aquellas maneras me resulta tan injusta y carente de comprensión los posts que Cigüeña dedica a la que llama "Pasarela cibeles del adefesio" Porque esas momjas no hace más que seguir las indicaciones -escritas o hechas llegar por otra via- a las comunidades. Como muy bien dice Vd. es en la Curia caótica donde esta la raiz del mal y Cigüeña y cia no hacen más que andarse por las ramas. Constantemente

    ResponderEliminar