Una parodia complementaria para todo lector crítico del blog del Señor de la Cigoña.

jueves, 8 de septiembre de 2011

07-09-2011 Nuestro troll de todos los días. Me ha dejado asombrado saber quien era


Gran cagada esta, que cae de lleno sobre el honor de las personas implicadas. Resulta que la Cigüeña muestra ahora un comportamiento propio de mafiosos y delincuentes. Acostumbrada al posible (siempre hay que decir posible hasta que no se tenga constancia judicial) delito de injurias, ahora ha tirado por la vía del posible delito de calumnias y espionaje de datos protegidos al que se suma el delito de amenazas. Estos delitos ocurren cuando se acusa a otra persona de cometer un delito sin ser cierto (por ejemplo del delito de injurias a modo de troll) y cuando se emiten amenazas como las que con asombro hemos leído hoy en el blog del cicornio. 


Pongo el final del artículo que es explícito en sí mismo:

Pues si quiere, e insiste, la identificaremos más. Para vergüenza suya y de su familia.

Para el espionaje, que ha sido desvergonzadamente confeso, le recomendamos a todos que se lean el artículo 197,2 del código penal en eso de utilizar en perjuicio de terceros los datos de caracter personal o familiar:

Art. 197.2. 1ª parte C.P:


Las mismas penas se impondrán al que, sin estar autorizado, se apodere (vale también para la captación intelectual), utilice o modifique, en perjuicio de tercero, datos reservados de carácter personal o familiar de otro que se hallen registrados en ficheros o soportes informáticos, electrónicos o telemáticos, o en cualquier otro tipo de archivo o registro público o privado (....).


Art. 197.2. 2ª parte C.P:


Iguales penas se impondrán a quien, sin estar autorizado, acceda por cualquier medio a los mismos y a quien los altere o utilice en perjuicio del titular de los datos o de un tercero.

El delito se ve agravado por la difusión pública en Internet, que está contemplada en nuestro código penal, aparte de la amenaza. En fin, que parece que el Sr. de la Cigoña anda muy mal aconsejado y se cree que tiene poder para hacer todo lo que le de la gana con sus comentaristas. Pues no. Y las penas son elevadas, aunque en un pais como este, eso no quiere decir nada. Se me olvida decir que en estos casos los jueces siempre consideran solidariamente responsables a los que ofrecen el espacio para que se produzca este tipo de delitos por muchos cartelitos que pongan por el que no se hace responsables y a ellos les corresponde demostrar la imposibilidad humana de haber impedido el delito. Es impensable que los responsables de Intereconomía no revisen uno de los blogs más visitados de uno de los articulistas de la Gaceta y que sale en sus programas televisivos. Sobre todo cuando el tema no es en un comentario, sino en el artículo principal y no ponga un freno en sana ética periodística.


Pero como aquí no somos pelagianos, esto no es un tema legal. Es propiamente moral, de vida en Cristo. Con este comportamiento se repudia claramente el catecismo de la Iglesia Católica que enseña claramente la inviolabilidad de la fama y hacienda del prójimo y el respeto que se debe a su dignidad. Clave para todo comportamiento entre personas propio de cristianos. Un comportamiento que lleva a que los cristianos no se lleven entre ellos a los tribunales y traten antes de solucionar por otros medios cualquier altercado, aún perdiendo y cediendo. Eso está en el Evangelio, pero parece que tal como decíamos el otro día, el catecismo de esta gente no es el de la Iglesia Católica, sino uno propio.

Alucinante es comprobar que hay una parte de comentaristas que le jalean en esta inmoralidad, aparte de ilegalidad. Entre ellos destaca el joven Vinuesa, que trata de echar un capote a su amigo, cuando lo que debería echarle, según el magisterio del Sumo Pontífice más reciente, es una corrección fraterna. Eso sería ayudar a Cigoña en lugar de contribuir a que peque más. Estamos en la antítesis del cristianismo y muy cerca al matonismo pandillero de caracter mafioso, tantos socios tengo, tantos contactos, así puedo sin importar legalidad ni moralidad ni haciendas ni prójimos ni Evangelio que valga. Al final dan la razón a sus contrarios que en esto al menos saben tocar sibilinamente la fibra cristiana.

Muy mal pinta el asunto cuando se ha llamado la atención de los obispos precisamente sobre el modo de actuar de estas personas que se aleja mucho de la comunión eclesial y de la vida teologal cristiana. En esto estamos en un escándalo público similar en gravedad al de la pederastia, sólo que entre laicos que abusan de los prójimos en sus almas desacreditando aquel mandato que Dios Cristo y por el que nos han de reconocer. Ni que decir tiene que cuando el naturalismo es el que manda y la doctrina de la gracia ha sido diluida en lo meramente humano, es lógico que se usen de las fuerzas pasionales de lo humano para substituir a la caridad en las relaciones fraternales. Y ya se sabe: del amor al odio en cuestión de pasiones va un paso. Así estamos y así están. Es lógico, humano, de pecadores, pero nada cristiano. Y labor de la jerarquía es predicar la verdad y la conversión.

En cuanto a alguno que insinua sobre mí en los comentarios, dudo mucho que el post haya ido por mi porque no escribo en el blog de la Cigoña, soy hombre de un solo nick y si he usado otro, que allí no, lo hago saber por lo que no me doy por aludido. Pero ocurre que el cicornio tiene el blog lleno de auténticos enemigos de la Igleisa y de eso ni se entera. Seguramente entre los que lo jalean hay alguno, que sabe que está próximo el fin de la cigüeña por ese lado (y si no fíjense que pronto se le puede acusar de incitación al odio político como no ha tardado en dejarle caer otro comentarista, eso ya son palabras muy mayores si ocurre algo con la persona a la que ha señalado) tal como insiste en destruir todo lo que de católico surge por algún otro lado, aunque no hay que caer en tanta paranoia trollesca. Los católicos de sacrisitía, y más los españoles, son únicos para destruirse a sí mismos con sus rencores y envidias. 



Como he dicho, mejor una corrección fraterna por aquel a quien le haga caso. Como a mi no me lo hace, me veo obligado a hacerla pública. A la persona dañada por el artículo, pues sólo esperar que sea generosa y que si es verdad que tenía esa actitud tan reprobable, esperar que la gracia obre en ella para que cambie, tal como lo esperamos en De la Cigoña, Vinuesa y otros y, con temor, espero que obre también en mí mismo. A su familia, quizás sí le convendría presionar en la vía judicial si no se movieran los hilos episcopales o de amistad que hicieran recapacitar al de la Cigoña (el bien natural familiar siempre está por encima del bien natural de un particular que ataca a la familia por muy famoso que este sea). Quizás esta vez la dulce corrección del báculo de pastor espantando a la cigüeña para que no ensucie más el pórtico de la Iglesia sea más que necesaria y algo muy sensato.

M.D.

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